Dentro de las conocidas como zonas erógenas, el punto G femenino siempre ha generado mucha controversia. Para algunos, su existencia es un mito o una leyenda. Para otros, una realidad perfectamente palpable, nunca mejor dicho. La cuestión es que no todos saben encontrarlo, siendo este mismo halo de misterio algo que provoca mucho morbo.
En un momento en que la sociedad vuelve a prestar mucha atención al placer sexual de la mujer, y en el que esta se empodera reivindicando su sexualidad como parte de su estado de salud y de su satisfacción general en la vida, conviene refrescar un poco la información sobre el tan venerado punto G.
Resumen del contenido
Qué es el punto G
El punto G es una de las zonas más erógenas y sensibles de la anatomía femenina que se encuentra en el interior de la vagina.
Comenzó a estudiarse en profundidad en los años 80 —aunque fue descubierto mucho antes, en los años 50—, cuando el alemán Ernst Gräfenberg estudiaba la uretra de la mujer.
Cuando en los 80 se intensificó su estudio, muchos ginecólogos negaron su existencia y comenzó el mito sobre su existencia, ya que alegaban que no podía encontrarse al realizar una autopsia.
Dónde está el punto G
Hoy día se sabe a ciencia cierta que el punto G existe realmente. No se trata de un botón, como suele decirse a veces, sino de una zona concreta, situada en la pared vaginal frontal. Esta área no es más que es la prolongación del clítoris hacia la vagina, y se encuentra a 3-5 cm del orificio o entrada vaginal.
La vagina es un conducto muscular que no muestra la misma sensibilidad en todas sus zonas. El primer tercio es el más sensible, y allí se encuentra el punto G.
Cómo llegar al punto G
Para una persona con vagina, es realmente importante conocer bien su anatomía, ya que esta es interna, y por tanto más difícil de conocer que la de las personas con pene.
Cuando una mujer se autoexplora, puede encontrar fácilmente su punto G si sigue estos pequeños consejos que exponemos a continuación.
El punto G se encuentra en la cara anterior de la vagina, es decir, en el lado del ombligo.
La forma más fácil para llegar a tu punto G es tumbándote boca arriba e introducir tus dedos índice y corazón en la vagina. Si te resulta difícil utiliza un lubricante para ir relajando el orificio vaginal, e introduce primero un solo dedo. Tus manos han de estar limpias y las uñas cuidadas. Conforme la oquedad se vaya distendiendo, y siempre con abundante lubricación, podrás introducir tus dos dedos. Si los flexionas un poco hacia delante, hacia la zona de tu ombligo, notarás que el epitelio cambia en esa zona, es más rugoso, asemejándose a una estrella de mar pequeña.
Si aún no lo notas no te preocupes, relájate, respira hondo y comienza a estimular toda esa zona con los dedos, con movimientos arriba y abajo, hacia delante y hacia detrás o circulares. Conforme la vayas estimulando irás notando una rugosidad más evidente que se puede presionar. Tras sentir la rugosidad a continuación notarás que hay una oquedad, ahora sí estás segura de haber encontrado tu punto G.
Y para confirmar que lo has encontrado hay un truco infalible, y es que, al estimularlo, notarás ciertas ganas de orinar, porque está muy cerca la vejiga.
Cómo encontrar el punto G
Si deseas encontrar el punto G de tu pareja, debes colocarte frente a su orificio vaginal. El interior de su vagina debe estar bien lubricado, y tu mano también.
Introduce tus dedos corazón y anular con cuidado. Puede ser necesario introducir primero uno para que se vaya relajando el orificio vaginal, y ya posteriormente los dos dedos. Tus dedos índice y meñique quedarán reposando sobre su vulva, de manera que la posición sea cómoda para ti.
A continuación dobla tus dedos dentro de la vagina, haciendo un gesto con si estuvieran diciendo “ven aquí”. Cuando no hay excitación la zona del punto G es pequeña, como un guisante, pero luego se inflama y se va haciendo más protuberante.
Cómo estimular el punto G
La pregunta sobre cómo se estimula el punto G es frecuente, ya que queremos darle placer a nuestra pareja pero no sabemos bien cómo hacerlo.
Si continuamos haciendo el gesto de «ven aquí», podremos ir notando la zona más rugosa, que se va hinchando, y responde a la estimulación de esa ligera presión y pequeños movimientos de nuestros dedos.
Encima de la zona G están las glándulas uretrales o de Skene, que son conocidas como la próstata femenina, y van a aumentar de tamaño al estimularlas. Estas glándulas son las que provocan en algunas mujeres la eyaculación femenina, que a veces es confundida con el squirting.
En realidad el squirting y la eyaculación femenina no son exactamente lo mismo. El squirting es una expulsión de líquido a través de la uretra, que no es orina, y que no está directamente relacionada con el placer experimentado. La eyaculación femenina es también una producción de líquido, más lechoso, proveniente de las glándulas de Skene. Este líquido suele quedarse dentro de la vagina para expulsarse tras el orgasmo, normalmente al orinar.
Una aclaración importante es que, por regla general, el pene no estimula directamente el punto G durante la penetración, pero sí lo fricciona. Es necesario buscar las posturas más adecuadas. En ellas, como el útero no está fijo, se moverá durante la penetración, lo que puede generar ganas de orinar por estimulación de la vejiga.
Así, la estimulación del punto G de nuestra pareja puede realizarse con juguetes sexuales, con penetración del pene o de forma manual:
- Los juguetes específicos para el punto G suelen tener un extremo curvado o bien ser flexibles. Dentro de ellos encontramos tanto dildos como vibradores. Los llamados “conejitos” estimulan el punto G y el clítoris a la vez, y suelen provocar orgasmos muy intensos.
- Para la estimulación del punto G durante la penetración con el pene, lo ideal es realizarla desde atrás, para conseguir llegar más fácilmente a la parte anterior de la vagina. Según la morfología del pene, más curvado o no, puede variar la zona que se esté estimulando.
- Si eres una persona con vulva y deseas estimular el punto G de tu pareja sexual, debes colocarte sobre ella, dirigiendo el movimiento, inclinándose hacia atrás.
Posturas para estimular punto G durante la penetración
Las posturas que más fácilmente estimulan el punto G son, en general, aquellas en las que el hombre hace penetración vaginal desde la parte posterior. También resultan estimulantes aquellas posturas en que es la mujer la que dirige la acción, pues puede exponer más fácilmente su punto G a la estimulación del pene.
- Catapulta: la mujer estará tumbada con el hombre de rodillas frente a ella. La mujer eleva su pelvis de modo que solo queda apoyada con la parte alta de la espalda y la cabeza, reposando las piernas sobre el torso y los hombros de él. La penetración no será muy profunda, pero sí dará mayor acceso al punto G.
- Perrito: con la mujer a cuatro patas, el hombre accede a su vagina desde atrás.
- Montaña mágica: esta postura del kamasutra es, a la vez de muy estimulante, muy tierna y cariñosa. Sobre una montaña de almohadas, la mujer deja caer su tronco mientras el hombre la abraza por detrás y, arrodillado, la penetra.
- Vaquera: la mujer se coloca encima y es la que dirige los movimientos, por lo que puede orientar su vagina sobre el pene a la zona que más le estimule.
- Ventilador: en esta postura la mujer da la espalda a su pareja, flexionando el tronco y apoyando los brazos sobre el respaldo de una silla. De nuevo se trata de una penetración desde atrás, con muy buena estimulación del punto G.
- Amazona: con el hombre sentado en una silla, la mujer se sentará a horcajadas sobre él, dirigiendo los movimientos.
¿Orgasmos vaginales o clitorianos?
Realmente no es correcto diferenciar entre orgasmos vaginales y clitorianos, a pesar de que la estimulación directa del punto G puede llevar a orgasmos muy intensos e incluso orgasmos múltiples. Esto se debe a que, en realidad, el clítoris siempre se estimula, aunque se haga de forma más o menos directa.
El clítoris es el órgano homólogo al pene, presentando también un capuchón retráctil, y exponiéndose cuando está excitado.
En definitiva, encontrar el punto G y disfrutar de él es más fácil de lo que pudiera parecer, si no olvidamos estas tres ideas claves: que es una zona rugosa, que genera ganas de orinar cuando se frota y que su estimulación hace que se hinche por un aumento de la irrigación nerviosa.
Es necesario recordar que no hay que obsesionarse con el punto G. En realidad todo el cuerpo es erógeno y cualquier zona puede resultar enormemente placentera en según y qué momento. Lo que sí recomendamos a las mujeres es experimentar concentrándose en la zona del punto G ya que, solo de pensar en ello, pueden llegar a ocurrir orgasmos espontáneos, tal y como ocurre durante los sueños.
La estimulación del punto G es una buena manera de obtener orgasmos múltiples, recuerda que, al fin y al cabo, el clítoris y sus extensiones, no tienen otra función que dar placer y están diseñados para ello.